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Para que sirven las Calificadoras de Riesgo

Por empezar, hay que saber que tres calificadoras de riesgo están en el «podio». Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings.

Estas empresas se dedican a «poner nota» o calificar, como su nombre lo dice, aspectos contables de compañías o emisiones de renta fija. Analizan empresas, entidades financieras, aseguradoras, finanzas públicas, etc. y sirven de referencia a los inversores.

¿Qué evalúan?

El objetivo de las agencias es dar un panorama sobre la capacidad de pago (capital e intereses acordados) del que se endeuda según las condiciones de esa deuda. O sea, a grandes rasgos, se trata de una «opinión» sobre la capacidad para cumplimiento con una obligación puntual.

La agencia Moody’s, por ejemplo, explica en su página Web: «Las calificaciones asignadas a los emisores o emisiones representan la opinión de Moody’s en cuanto a la capacidad de una entidad para repagar su deuda. Las calificaciones de Moody’s se asignan sobre la base de una valoración independiente teniendo en cuenta las características específicas de cada institución o deuda emitida».

¿Cómo puede incidir una nota en los mercados?

En 2008 por ejemplo, las calificadoras estuvieron en el foco de la tormenta. Los principales cuestionamientos fueron por no advertir la debacle. Mantenían, por ejemplo, una buena calificación a Lehman Brothers, que fue el ícono del estallido de la crisis financiera que se extendió al mundo.

Eso puso la actividad de la agencias bajo la lupa, pero la práctica demuestra que siguen siendo influyentes: la rebaja del viernes a la deuda de EE.UU por parte de S&P hizo evidente que sus movimientos influyen, y mucho, en los mercados.

Cuando las calificadoras afirman que un país es propenso al riesgo y rebajan su calificación, ello presupone graves consecuencias, ya que a partir de ese momento el país en cuestión deberá pagar una prima de riesgo más alta sobre sus deudas.

¿Cómo son las escalas?

Cada calificadora tiene una escala particular que tiene en cada extremo la solvencia y el default, o incapacidad de pago.

Cada vez menor número de empresas en EEUU tienen calificación AAA, (solo dos) fundamentalmente por el mayor grado de endeudamiento (ver tema apalancamiento financiero, en nuestra web) para potenciar el retorno al accionista; y la empresas con calificación AA son las buscadas por inversores que buscar rendimientos rápidos y con bajo riesgo.

Por ejemplo, la escala de BBB a AAA significa que el emisor es solvente y, por tanto, la probabilidad de que cumpla sus obligaciones es alta.

Hacia abajo, de BB a D (default), hay distintos niveles de posible cumplimiento, siendo el último el más bajo. Por eso, la nota más baja se utiliza para casos en los que el emisor es altamente vulnerable y, por ende, un potencial incumplidor. A medida que baja la calificación, los emisores poseen, según las agencias, una capacidad crediticia más débil.

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