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Historia: ¿Qué fueron los famosos «Falsos Superdólares»?

Los denominados «Falsos Superdólares» no fueron ni más ni menos que dólares falsos que circularon durante las décadas de 1990 y 2000. La falsificación era tan perfecta que ni siquiera los expertos del servicio secreto de Estados Unidos pudieron determinar inicialmente si lo que tenían delante eran dólares verdaderos o una copia.

Esos billetes de US$100 eran tan milimétricamente perfectos, tenían la misma tinta de cambio de color de alta tecnología que los auténticos dólares estadounidenses. Además estaban impresos en un papel con exactamente la misma composición de fibras que los originales: tres cuartos de algodón estadounidense y un cuarto de lino.

Ante esta situación Estados Unidos estaba muy alarmado porque las falsificaciones pasaban por los bancos sin ser detectadas, ya que nadie podía notar la diferencia. Durante estos años, decidieron cambiar dos veces el diseño de los billetes de US$100, pero los falsificadores consiguieron adaptarse.

Los mismos, aparecieron en Dinamarca, Francia, Austria, Alemania, Letonia, Rusia, República Checa e Irlanda. También en Rusia. Durante años fueron un dolor de cabeza para el FBI, debido a que no sabían de dónde venían o quién los estaba produciendo.

Solo tras un sofisticado análisis forense pudieron confirmar que eran imitaciones. Debido a una pequeña variación, en las imágenes grabadas que eran más finas que las producidas por la Oficina de Grabado e Impresión de los Estados Unidos.

No obstante, según las autoridades estadounidenses las falsificaciones no las fabricaban delincuentes de poca monta o cárteles criminales altamente sofisticados, sino el gobierno de Corea del Norte. Debido a que una y otra vez estos billetes aparecieron en manos de diplomáticos norcoreanos, quizás para aumentar los ingresos del país, que había sufrido una serie de hambrunas y el colapso de su socio, la Unión Soviética.

Sin embargo, Corea del Norte niega cualquier acusación de estar involucrado en la impresión de dinero falso. «Los norcoreanos han negado estar involucrados en la distribución y fabricación de falsificaciones, pero la evidencia es abrumadora de que lo están», dijo al New York Times el entonces subsecretario adjunto de financiamiento del terrorismo y delitos financieros en el Departamento del Tesoro Daniel Glaser.

Sin embargo, entre las prioridades del FBI estaba la de parar la circulación de esos billetes en suelo estadounidense. La llegada de los «superdólares» a sus puertos estaba ligada al contrabando de cigarrillos y drogas.

La agencia diseño un doble plan para atraer el mayor número de criminales involucrados en la trama: una boda falsa y una fiesta de divorcio en la Mansión Playboy, la cual funcionó, y se realizaron 87 arrestos en total. Pero se cree que una pequeña cantidad de falsificaciones de superdólares todavía están en circulación en la actualidad.

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